Allá en el fondo
¡Cuántas veces, lanzado a la aventura
de llegar hasta Dios, llegué a mi mismo,
y me encontré al borde de un abismo,
con niebla, soledad y desventura!
¡Cuántas veces, buscándome en la hondura
de mi ignorado ser, de mi egoísmo,
volví a encontrar la bruma y el mutismo
de un misterio esencial, sin abertura!
Y sin embargo sé que, allá, en el fondo,
aunque imposible sea adivinarle,
palpita Su Presencia. Mi transfondo
es el lugar de cita y encontrarle
sólo es cuestión de amor, si no me escondo
cuando quiera verme Él y yo mirarle.