ojos de un niño
Cógete de mi dedo, niño mío,
y comienza tu andar, pasito a paso;
que el caminar es mucho y es escaso
el tiempo de marchar, vereda y río.
Subido al corazón, cuando hace frío,
te apretaré hacia mi, si es que el ocaso
te empuja hacia la noche a cielo raso,
o cuando el sol te agote en el estío.
¡Ojos limpios, ingenuos y pequeños,
que se alzan a mi tan confiados,
dichosos de vivir secretos sueños!
Guiadme a paraisos no encontrados,
donde son realidad vuestros ensueños.
¡Tengo mi amor y afán ya tan cansados!