La Corza
Como una corza, un día fue mi pena
por las abruptas sendas del olvido,
buscando el agua de un amor perdido...
y sólo halló guijarros, sol y arena.
La corza era m i alma, hoy serena,
en paz con lo que fue y nunca ha sido,
jugando junto al agua que ha bebido,
libre de aquel ayer, ya sin cadena.
Corta es la vida y larga la añoranza;
pequeño el corazón, grande su anhelo;
inmensa la ilusión de la esperanza.
La Corza está tendida sobre el suelo,
junto al remanso azul que, en paz, alcanza.
Se me ha dormido, al fin. Sueña en el vuelo.